En arquitectura, se caracteriza por el uso del arco ojival o apuntado, que permitió el desarrollo de las bóvedas de crucería y, junto con los arbotante apoyando los contrafuertes, permitieron la elevación de las construcciones, así como reducir el grosor de los muros y abrir más vanos, que se cubrirán con vidrieras. De esta forma, las construcciones son decididamente más elevadas y luminosas que en el románico.
En pintura y escultura, las imágenes adquirieron mayor naturalidad, realismo y expresividad respecto al periodo anterior, las esculturas se liberan del marco y las pinturas van poco a poco buscando la perspectiva (aunque sin llegar a alcanzarla aún), introducen el paisaje, etc., y a finales del s. XIV el óleo.
En las fases finales del gótico, triunfan las ornamentaciones de todo tipo (decoraciones vegetales, complejos sistemas de bóvedas y calados de las ventanas, etc.) y predominan las formas curvas frente a las rectas.
Es frecuente identificar estas características como sinónimo de gótico y en sentido peyorativo por influencia de pensadores del Renacimiento; el mismo nombre gotico lo califica de bárbaro al relacionarlo, erróneamente, con los godos.
(Esp.).
GÓTICO
